El martes, 15 de enero de 2019, vino a nuestro instituto don Claudio García Turza, Catedrático de la Universidad de La Rioja, a hablarnos de la importancia para el castellano de las glosas emilianenses.
Estas son la primera referencia escrita del romance peninsular. Aparecieron en San Millán de la Cogolla (La Rioja), de ahí su nombre. Al analizarlas con detenimiento se aprecia que fueron escritas en alfabeto visigótico, lo que las hace difíciles de descifrar para un lector moderno, al tratarse de una grafía diferente la que se utiliza actualmente.
Llama la atención, cuando se examinan, la lentitud con la que se produjo el tránsito del latín a la nueva lengua romance y las abundantes abreviaturas utilizadas, tan cercanas, a veces, a las que nuestros alumnos emplean cuando chatean con sus amigos.
Estas glosas son aclaraciones en los márgenes de los textos latinos hechas por un fraile culto para facilitar la comprensión a personas con un conocimiento de la lengua latina poco profundo. El monje que las escribió tuvo que arreglárselas para escribir el sonido de unas palabras que nunca antes se había escrito. Las glosas, por tanto, no solo son el primer testimonio escrito de la lengua romance peninsular, sino también el primer intento de normalización ortográfica de ese romance. De ahí la importancia que se les reconoce y la fascinación que siempre han despertado.
Hoy los monasterios de San Millán de Suso y de Yuso están declarados Patrimonio de la Humanidad desde 1997. Sin embargo, a juicio del profesor Claudio García Turza, aún queda mucho por investigar y aprender, especialmente del de Suso.
Ana Ciria
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